Ante todo, tranquilidad: no hay spoilers acerca de este
especial de navidad.
¿Y que tenemos aquí? Pues otra historia navideña del
Doctor. Y, esto NO es un spoiler, la última vez que vemos a Matt Smith a los
mandos de la TARDIS. La historia es, ni más ni menos un cuento de hadas, algo
que se nota si uno presta atención a ciertos detalles particulares... Un cuento
de hadas típico, tradicional. Algo para toda la familia. Con sus dosis de terrorífico/inquietante.
Muy del estilo de Moffat.
Empieza como todas las buenas historias... con muy poco.
Una cosa pequeña, cotidiana. Pero en cuanto nuestro buen Doctor aparece...
baste decir que la base de la rama de este episodio especial es algo que hará
que el Doctor pase por la que puede que sea la fase más peculiar de su longeva
existencia. Se resuelven muchos, muchos interrogantes. Para algunos, puede que
demasiados. Pero que diablos. Yo lo he disfrutado.
Hay un momento en el que me recordó a cierto y mítico
episodio también protagonizado por Matt Smith. Pero en esta ocasión, aunque la
base es similar, el desarrollo y sobre todo el resultado es algo que, al menos
para mí, se desveló como un giro. Uno en el uso de un recurso narrativo que me
dejó satisfecho, entusiasmado. No soy objetivo. Es una herramienta narrativa
que me encanta. Aquí esta usada de un modo... diferente. Visto desde otro
ángulo.
En este caso el final... No es uno de «hala, cara nueva,
Sigamos». No. Es un final de madurez, de esperanza. Es un final que te hace
descubrirte ante las aventuras del 11º y desear que si algún día se cruza
consigo mismo de nuevo, sea el mismo de nuevo. Y esas primeras palabras de su
nuevo rostro... Esas primeras palabras. Solo me queda por decir una cosa:
El Doctor ha sido, el Doctor es y el Doctor será.
Bienvenido a bordo. Mr. Capaldi, estamos a sus órdenes.
~Usagi~